La inteligencia emocional es un área que pocas personas se toman a la tarea de estimular ya que se cree que se desarrolla per se. Lo anterior es uno de los errores más comunes en los que nuestra sociedad incurre ya que al saberse aptos para la función que desempeñan, se asumen listos para la vida que llevan y el proyecto de vida que se necesita plantear.
Desde la primera infancia, es necesario poner a nuestros niños en el circuito de la resolución de problemas, es decir, en dificultades que de acuerdo a la edad sean capaces de resolver por sí mismos. Pero, por el contrario, los padres de hoy se han empeñado en resolverles la vida a sus hijos, con la consigna “no quiero que sufra lo que yo sufrí” y es por esta actitud sobreprotectora que los jóvenes de nuestra generación no son capaces de resolver el más mínimo problema por sí solos.
Dependen de los demás para recibir consejo acerca de sus decisiones, buscan información inverosímil en internet y en el mejor de los casos recurren a un profesional para que les provea la solución a sus problemas.
Lo anterior es el preámbulo para entender cómo hoy en las relaciones interpersonales amorosas se “aman” al comienzo y se “odian” al término de las mismas. Esto se complica aún más cuando existen hijos de por medio. Son ellos quienes acaban sufriendo el desamor de sus padres, viviendo desavenencias intrafamiliares derivadas del divorcio, los regímenes de visitas, la custodia y patria potestad de sus hijos a quienes les habían solucionado todo11 hasta este momento para las cuales, generalmente no están listos.
En artículos anteriores, abordé el tema de que no era posible amar y odiar a la misma persona. Debido a que el amor es capaz de perdonar hasta la más grave falla, mientras que la persona que odia manifiesta la más clara falta de amor.
Entonces, las parejas que por múltiples razones han decidido terminar un matrimonio, y tienen un alto coeficiente de inteligencia emocional, deberían ser capaces de seguirse frecuentando, olvidar el pasado y los rencores acumulados a través de sus vidas y dar marcha a sus vidas de la manera más natural. Especialmente si como mencioné con anterioridad, existen frutos de dicha relación.
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