La infidelidad actualmente puede tener como consecuencia las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), correspondientes a finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Hablamos del Virus del Papiloma Humano (VPH) y el SIDA.
A pesar de la gran difusión en los medios sobre el condón, la higiene y los medios de protección que actualmente existen, el VPH últimamente se ha incrementado en forma progresiva en las mujeres. En el hombre, este virus no da síntomas, el problema es que él se convierte en un transmisor del virus. En la mujer se convierte en enfermedad pudiendo llegar a convertirse en un cáncer del cuello de la matriz y por supuesto ella también es transmisora.
Tanto el VPH y el SIDA se contagian por el intercambio de fluidos corporales a través de saliva, semen, exudado vaginal y sangre.
Para evitar que el VPH se desarrolle, la mujer debe asistir a su ginecólogo para efectuarse un papanicolau periódicamente. Si este virus aparece en los resultados del estudio, hay que hacer un protocolo y un seguimiento clínico con su ginecólogo que debe contar con resultados de pruebas complementarias para evaluar si el virus es de alto o bajo riesgo y que pueda producir a mediato o tardío plazo un cáncer, estos estudios son la colposcopia y biopsia y así llevar el tratamiento requerido para la mejor evolución de las pacientes y prevención o curación de la enfermedad.
En caso de no ser detectada a tiempo, esta enfermedad puede llevar a la paciente a sufrir esterilidad, abortos, procedimientos mutilantes quirúrgicos como son histerectomía y en caso de cáncer del cuello de la matriz puede haber siembras o metástasis en otra parte del cuerpo.
En el caso del SIDA y Hepatitis C diagnosticado por el ginecólogo, él canalizará al paciente con el infectólogo y gastroenterólogo clínico para su manejo. Si existe embarazo se manejará la paciente en conjunto.
La promiscuidad, el cambio de parejas sexuales, el no uso del condón, y sobre todo la infidelidad, son las mayores causas de este tipo de enfermedades.
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