Dra. Carolina Grajales Valdespino
“Igualdad de género: ¡Faltan 300 años para alcanzarla!”
ONU-Mujeres, 2022
El tema de los feminismos, presentes a lo largo de los siglos en las diferentes sociedades y culturas, genera discusión y puede provocar respuestas viscerales e incluso temores por considerar que, desde la Teoría Feminista se hacen propuestas peligrosas.
Considero importante tratar el tema, sobre todo en el marco de esta cruzada que inició la ultraderecha (atribuida a una parte de la jerarquía clerical), que busca prevalecer solo un tipo de familia, la denominada “Familia natural”; suprimiendo los derechos de minorías homosexuales, entre otros, inhabilitándoles para conformar familias, queriendo imponer una perspectiva anti-derechos e implementando un proyecto educativo que plantea un retroceso en la historia humana en cuanto a derechos.
Pero esta cruzada no acaba ahí, también han expresado su absoluto rechazo a “la ideología de género”, porque según estos grupos, hace mucho daño a la sociedad, además de negarse a reconocer que el género proviene de los feminismos; aluden a mentiras que caen en el absurdo, detonando el desconocimiento sobre el tema en un tramposo discurso, y es que ciertamente no se trata de un tema sencillo, al ser un movimiento social, una ideología y una posición teórica crítica.
Pero entonces, ¿por dónde podemos empezar, para hablar de algo tan necesario como relevante, ante esta postura reacia que permea el entendimiento de gran parte de la sociedad?
Primero: reconocer que el Feminismo es “un movimiento social y (político-ideológico) que formalmente inicia a finales del siglo XVIII --aunque sin adoptar todavía esta denominación--.” (Sau, Victoria; 2001). Es una posición teórica que se define por centrar su análisis en la realidad de las mujeres, y de acuerdo con Seyla Benhabib es una teoría crítica, cuya tarea es mostrar la explotación y opresión de las mujeres y desarrollar una teoría que sea emancipatoria y metódica, además de proporcionar herramientas a las mujeres en sus luchas para superar esa condición (2010; 319-342)
Tiene el objetivo de identificar la igualdad de género para ir suprimiendo las jerarquías creadas y legitimadas socialmente, con base en el poder y dominio, predisponiendo continuamente la balanza hacia los varones… de ahí, la propuesta de un proyecto de emancipación, en torno a las ideas de autonomía e igualdad (Amorós, 2001: 108-109)
Segundo: recordar que se trata de una teoría crítica y no es monolítica, existen los feminismos, más que el feminismo, sin embargo, coinciden en un marco de trabajo singular y unificado en cuanto a considerar al género como ordenador social y categoría significativa que interactúa con otras como son: clase social, etnia, edad, orientación sexual y status migratorio, entre otros.
Tercero: sepamos que los feminismos son militantes y en ese sentido reinventan, construyen y como movimiento social, se proponen transformar la sociedad interviniendo desde su modelo, creando nuevas categorías interpretativas… en el marco de lo que Habermas ha denominado “los intereses emancipatorios del conocimiento”, así como con la posibilidad misma de hacer “Teoría” en el sentido griego, de “hacer ver” (Amorós, Celia y De Miguel; 2010: 19). Para aplicar luego un ejercicio de dar nombres a hechos que se habían visto como “naturales” hasta que se empezaron a visibilizar, por ejemplo: “trabajo doméstico”; “feminización de la pobreza y de la migración”; “violación marital”; “acoso sexual en el trabajo”; “feminicidio” “violencia familiar”, entre otros.
Cuarto, desde esta perspectiva, los feminismos se presentan con la capacidad “de englobar una ideología y un movimiento de cambio sociopolítico fundado en el análisis crítico del privilegio del varón y de la subordinación de la mujer en cualquier sociedad dada.” (Offen, Karen; 1991:130)
Quinto: de la Teoría Feminista surge el “concepto de género” como su categoría central. Así que resulta imposible hablar de uno sin enmarcarlo en la otra. Aunque hay que reconocer que en ocasiones algunas instituciones internacionales y nacionales separan “feminismo” de “género”, por considerar que uno es confrontativo y otro es más sutil, por tanto, han adoptado el género y lo han hecho “ligero” o en palabras coloquiales “lo han descafeinado” pretendiendo borrar su esencia.
Sexto: de acuerdo con Seyla Benhabib una de las premisas constitutivas de la Teoría Feminista es el sistema sexo-género que “es el modo esencial (…) en que la realidad social se organiza, se divide simbólicamente y se vive (…) el sistema sexo-género es la red mediante la cual las sociedades y las culturas reproducen a los individuos…” y como todo sistema de dominación, sus mecanismos solo se hacen visibles “a la mirada crítica extrañada; la mirada conforme y no distanciada los percibe como lo obvio… es decir, ni siquiera los capta.” (Citada en Amorós, Celia y De Miguel; 2010: 16)
Séptimo: la Teoría Feminista no es un modelo más al lado de otros. Funda un paradigma o arquetipo “al menos en el sentido laxo del marco interpretativo que determina la visibilidad y la constitución en hechos relevantes de fenómenos y aconteceres que no son pertinentes ni significativos” (Amorós, Celia; 2000: 99) desde otros marcos teóricos de corte tradicional. Que se establece por una metodología prefijada. Desde los feminismos se busca introducir rupturas que cambien esto, donde se evite que el objeto de estudio sea delimitado por el método, y más bien el método se defina por el objeto.
Octavo: pero la Teoría Feminista no podía eternizarse sólo reaccionando, tenía que presentar propuestas alternativas factibles. Se empezó a poner en duda la supuesta neutralidad, objetividad y universalidad de muchos discursos patriarcales en las ciencias sociales, dada su imposibilidad de tomar en cuenta la situación, posición y condición diferenciada de mujeres y hombres, agregando también aspectos como la clase social, raza y etnia.
Diversas corrientes teóricas han surgido a partir de textos iniciales o fundadores de corrientes, como El segundo sexo de Simone de Beauvoir (1949); La mística de la feminidad de Betty Friedan (1963); La política sexual de Kate Millet (1970); El contrato sexual de Carole Pateman (1988). Desde los feminismos se han cuestionado a autores tan importantes como Rousseau, Aristóteles, Kant, Schopenhauer y otros cuyo denominador común era la misoginia.
Noveno: y es que, para comprender la realidad a través de la metodología feminista desde distintos enfoques, se han ido construyendo y aplicando diversas categorías de análisis como son: género, condición, experiencia vivida, conocimientos situados, patriarcado, techo de cristal, androcentrismo, piso pegajoso, sexismo, sesgos de género, doble parámetro, empoderamiento, “violencia familiar”, “violación marital”, “feminicidio”, “feminización de la migración”, por sólo señalar algunos conceptos.
Décimo: la Teoría Feminista tiene la posibilidad de ubicarse en todos los ámbitos, por ejemplo: lo histórico, lo material, lo económico y lo político en relación con las estructuras patriarcales. Un planteamiento básico es considerar a las personas como pensantes, que cuentan con conocimientos, experiencias, tienen voz propia y es fundamental respetar sus derechos. Aunque por desconocimiento se han generado temores y ha habido relaciones más o menos felices y no pocas veces difíciles con otras Teorías críticas que tienen fines de autonomía, buscando vivir como iguales en tanto se trata de personas libres.
Referencias:
Benhabib, Seyla (2010). “Feminismo y posmodernidad: una difícil alianza”. (319-342). En Amorós, Celia y De Miguel, Ana (Eds.) Teoría Feminista: de la Ilustración a la globalización. (Del feminismo liberal a la posmodernidad). Minerva Ediciones. Madrid. España.
Amorós, Celia (2001). Feminismo. Igualdad y diferencia. PUEG -UNAM. México.
Amorós, Celia (Edit.) (2000). Feminismo y filosofía. Editorial Síntesis. España.
Feminismo: historia y corrientes. Mujeres en Red. El Periódico feminista. 2008. https://www.mujeresenred.net/spip.php?article1397
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