Por: Mirentxu Goyenechea*
Es a través de la relación en pareja como aprendemos y crecemos. Es esencial para la vida humana encontrar pareja, de sentirnos amados Pero ¿qué sucede cuando nuestras expectativas, ilusiones, fantasías acerca del otro no son como las imaginábamos? ¿Qué pasa con nosotros que concebimos el amor desde lo perfecto, que nunca se acabará y que siempre se quedará entre nosotros y no cambiará? ¿Qué creencias tenemos acerca de lo que es el amor, la sexualidad, el matrimonio, con la ruptura de una relación?
La sociedad sostiene que el matrimonio es la culminación en la vida del ser humano, y que la ruptura en la relación es la evidencia de que falló, y como tal es empezar a encarar la realidad, vivir el duelo de que algo murió y que no se pudo seguir con el proyecto de vida que se tenía con el otro.
Al vivir en pareja, es una etapa de desarrollo de vida. Para muchos hombres y mujeres, el divorcio significa exactamente lo mismo. Las relaciones pueden fracasar por una gran variedad de razones, muchas de ellas válidas, que hacen que una relación se deteriore. Durante todos los años que han estado casados, cada uno en la pareja ha sufrido una serie de cambios, como resultados de la madurez intelectual, experiencias laborales, y el desarrollo emocional, y que en toda relación deben de pasar por este tipo de cambios y en ocasiones se viven como desacuerdos.
Pero ¿qué pasa después de la ruptura? Todo lo que se ha estado construyendo de manera gradual, junto con el otro, parece desbaratarse repentinamente. El nuevo estilo de vida como persona sola, comienza a adoptar unas características que no se esperaban. Es probable que se experimente un sentimiento de libertad, sin embargo, las nuevas preocupaciones, y más si se tienen hijos, son las que vienen ahora a ocupar el nuevo estilo de vida. Probablemente el cambio fundamental será en las relaciones entre los padres y los hijos, en la distribución de los tiempos con ellos, como único padre se tendrá mayor carga de responsabilidad respecto a su bienestar físico y emocional, y todo esto podrá provocar una gran tensión.
Lo importante es no colgarse de los hijos, para poder iniciar una nueva vida es empezar a ver por uno mismo y responsabilizarse del adulto que empieza de nuevo a vivir.
La clave para poderse adaptar en el menor tiempo posible, es que se asuma en forma realista los problemas y responsabilidades que se encontrará después de la separación. Los inconvenientes vendrán desde los detalles del día a día, hasta las complicaciones que se refieren al reajuste emocional y el desarrollo de una nueva y diferente vida. Sin embargo, es momento también de detenerse a revisar cual es la estructura interna, como se ve a uno mismo (a), (autoestima), como sobrevivir sin el otro, qué tanto depender para existir, y que ahora que se está solo(a) se puede permitir nuevas experiencias. La libertad y el miedo en algunas ocasiones van de la mano, pero cuando las personas deciden hacerse dueñas de su vida y de sus decisiones, el crecimiento personal no tiene límites. “La soledad impuesta es desolación, la elegida es liberación” Walter Riso.
Ahora la vida social es diferente, es probable que se desee conocer más gente, y que las antiguas amistades ya no compartan los mismos intereses. Las personas divorciadas encuentran más fácil reunirse con gente en sus mismas condiciones, ya que existe una mayor comprensión para el nuevo estilo de vida.
Por ejemplo, escoger los lugares afines al tipo de gente que se busca, donde haya menos competencia y se compartan afinidades como en la parte intelectual, entrar de vez en cuando en una librería, incursionar en el arte, el gusto por la naturaleza, cambiar la apariencia… ¡a ver qué pasa!, viajar, trabajar con uno mismo (a), lo frustrante en la relación en pareja es querer cambiar al otro, ¡Olvidarse del otro! Comenzar a buscar todo lo que se pueda, ayudarse a sanar y alimentar bien a la mente y el alma.
Hay que recordar, que, si es la primera experiencia de separación, también es la primera vez que se inicia un nuevo camino, con circunstancias totalmente desconocidas, y que sobre la marcha se ira aprendiendo. Adaptarse y aceptar que es una etapa de transición, creará menos confusión, las personas que han sido capaces de llevar a cabo esos cambios suavemente, son realistas consigo mismos(as), tanto en sus fortalezas como en sus debilidades, para poder vivir su presente y poder proyectar un futuro.
*Participación ISKALTI - Psicoterapeuta Humanista Gestalt con la Especialidad en Parejas, Orientadora Humanista, Especialización en Facilitación de Grupos, Diplomada en Ciencias de la Conducta.
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