“Paren el mundo,
me quiero bajar”
Mafalda (Quino, 1997)
Hemos de reconocer que este 2020, cuyo primer trimestre acaba de terminar, ha sido vertiginoso en acontecimientos, y ante tal vorágine considero necesario intentar un alto en el camino para revisar uno de los hechos sociales ocurridos. El mundo y nuestro país enfrentan un desafío de proporciones todavía incalculables, a partir de una contingencia que presenta efectos graves para gran parte de la humanidad, por ello vale analizar qué haremos al final de esta encrucijada.
Considero valiosa una reflexión, pues sus implicaciones han tenido un efecto inmediato y contundente en nuestras vidas, expresado de las más variadas formas: con temor-pánico, con indiferencia “no pasa nada, están exagerando”, con calma preventiva… pero lo real de la situación es que la pandemia del Coronavirus o COVID-19 nos ha cambiado y nos ha roto la regularidad y el estilo de vida asumido por cada persona, familia, comunidad y país en este planeta.
Desde las novelas de ciencia ficción, el desastre más temido era una guerra nuclear que llenara el planeta de átomos radioactivos, viene a mi mente El holandés errante de Ward More, donde se vaticinaba que las armas nucleares destruirían todo y tras la tercera guerra mundial no habría nadie sobre la faz de la tierra. Vale reconocer que hubo estudios y personas expertas que alertaron sobre pandemias que podrían devastar al mundo, pero fueron los menos. Ahora vemos que se orientaron millones de dólares para hacer acopio de armas nucleares, pero resulta que no podrán usarlas por ahora. Esta pandemia ha derribado mitos y prejuicios, y ahora lo único seguro y real es lo que nos ha dejado el COVID-19 desde su aparición a principios de año:
1.- El enemigo a vencer es un virus muy infeccioso que mide menos de 5 micras. Las personas infectadas son asintomáticas y pueden transmitirlo muy rápidamente por las gotitas de saliva que expelen al toser o estornudar sobre sus manos y después saludar o tocar objetos comunes y el jabón, agua y el alcohol son sus peores enemigos. No se requieren militares, sino ejércitos de personal de salud con la preparación en epidemias.
2.- Los países centrales y poderosos no lo son tanto, han presentado excesos dignos de países pobres y con desmantelados sistemas de salud pública que colapsaron demasiado pronto. Hemos visto en países europeos y Estados Unidos escenas dignas de cualquier país tercermundista.
3.- No todo lo chino es de pésima calidad como pensábamos, quizá se importaban artículos de mala calidad y eran los que conocíamos, hoy observamos que China es un país disciplinado, cuenta con ciencia y tecnología más adelantada de lo que nos habían hecho creer y pese a la nula solidaridad mundial inicial, por haber sido el país-origen de la pandemia, es quien la ha ido resolviendo con mayor prontitud, eficacia y menos población extinta. Ahora el mundo le debe mucho a China.
4.- El confinamiento mundial se ha traducido en menos gente en las calles, menos autos circulando, entonces: disminuyó la contaminación y la fauna ha salido a recuperar espacios en los bosques, lagos, océanos… y la flora ha aumentado. Bajó la contaminación mundial.
5.- Las pandemias atacan a toda la humanidad, los virus no discriminan por género, etnia, clase social o edad, a todos los lugares del planeta llegan; igual ocurre con las muertes que ocasionan.
6.- Hay quienes no conocen la solidaridad y formados con mentalidad capitalista aprovechan para aumentar sus capitales. Históricamente en momentos de crisis como éste, siempre alguien se beneficia.
7.- Cuestiona la injusta e inequitativa distribución del ingreso en las profesiones. Ante las exigencias de las autoridades, una médica española expresaba (no textual): “traigan a los futbolistas a que resuelvan esta pandemia, a ellos que les pagan millones de euros”. En general, en el espectáculo deportivo los ingresos son excesivos, se han hecho comparaciones y superan el Producto Interno Bruto anual de varias naciones. Michael Jordan, es el deportista que más dinero ha ganado: obtuvo 1,700 millones de dólares a lo largo de su carrera ¿Y cuánto ganan las/los trabajadores de salud en el ámbito de la medicina, enfermería o trabajo social en toda su vida profesional?
8.- Como humanidad hace falta construir una cultura de la prevención en salud apoyada en mayores presupuestos para los sistemas públicos de esta área. Es necesario que los países pobres y ricos inviertan más en investigación, infraestructura hospitalaria, personal especializado, vacunas y todo lo referente a la salud pública… que haya menos inversión pública en sistemas de defensa, armamento, armas “inteligentes” que destruyen todo lo vivo y mantienen en pie lo inanimado.
9.- Las redes sociales han demostrado su importancia y papel en situaciones críticas para los pueblos, se ha dicho que nos acercan, pero en plena crisis han predominado las noticias falsas y amarillistas. Ejemplo: saturando líneas telefónicas de emergencia por difundir mensajes distorsionados.
10.- Una de las formas de romper la transmisión del virus ha sido la indicación de “QUEDATE EN CASA” y esto es fundamental. Sin embargo, en países pobres como el nuestro, con enorme desigualdad social, esto es difícil de lograr, porque las personas viven al día y carecen de ahorros. En América Latina, África y otros países que han sido pobres permanentes por su condición de dependencia desde la época colonial y la superexplotación a que han sido sometidos, es prácticamente imposible para un amplio sector de la población cumplir con este mandato.
Aunado a lo anterior, el “hogar, dulce hogar” no siempre es, ni ha sido un lugar seguro para las mujeres y la niñez. Históricamente el espacio privado-familiar es donde se ejerce la mayor violencia, que incluso ha llegado al feminicidio, muchas veces por parte de las parejas. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP; 2020): entre enero y febrero hubo 164 feminicidios en México. Como antes señalamos, el modelo de desarrollo económico ha contribuido a la agudización de la vulnerabilidad social estructural para toda la población, pero las mujeres tienden a quedar más expuestas a los efectos de la pobreza, sumado a que el confinamiento genera estrés y también la incertidumbre vigente. En situación de encierro tienden a exacerbarse las violencias, además de no permitir “Susana Distancia”. Para las violencias los pretextos no faltan: el llanto infantil, la escasez de dinero, el incremento de adicciones y hasta las mascotas o cualquier conflicto que ya existía y que en la situación de aislamiento pueda salir y explotar ante el menor desafío.
Pese a todo lo señalado, tomemos esta crisis como una oportunidad para hacer cambios necesarios y urgentes en nuestro estilo de vida y regularidad cotidiana, hemos demostrado una y otra vez que somos capaces de expresar solidaridad, esto se ha visto en los sismos, huracanes, inundaciones y otras pandemias, apoyando a quienes más lo requieren. Las crisis siempre son una oportunidad para hacer cambios significativos en nuestras vidas ¿Por qué no intentarlo? La decisión es de cada persona y las grandes transformaciones inician con las pequeñas decisiones. Empecemos ahora, es nuestra oportunidad.
Referencias:
SESNSP (2020). Información sobre violencia contra las Mujeres. 29 de febrero de 2020.
(Consultado: 2-04-2020),
“Quino”. Joaquín Salvador Lavado (1997). Toda Mafalda. Ediciones de la Flor. Buenos Aires, Argentina.
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