top of page
Armando Soberanes

Cómo han pasado los años.


Hola estimados lectores, qué tema tan hermoso, la llama de amor de una pareja después de tantos años, después que se han ido los hijos de casa, después que han hecho sus vidas, una vez que no tenemos ya preocupaciones económicas severas, ni la necesidad de "corretear la chuleta". Hace unos pocos años la sexualidad en la tercera edad y el tema de la pareja en la vejez no se tocaba porque raramente llegaba la pareja viva a los 60 años, hoy que la expectativa de vida ha subido a 76 años

La pareja es uno de los múltiples problemas a los que en nuestro país debemos buscar solución. La llama del amor y la pasión en la pareja de los últimos 25 años de vida, es decir después de los 50-60 de edad, 25 o más años de casados, no tiene que apagarse, quizá no sea esa llama azul vigorosa, que lejos de calentar quemaba. Ahora se ha convertido en una llama más amarilla que azul, pero sólida, duradera que mantiene el calor de la pareja siempre lista a explotar.

Como he comentado en otros artículos, la historia cuenta mucho para el desenlace de la vida matrimonial, por eso siempre he estado de acuerdo que el matrimonio tal cual lo conocemos actualmente ha caducado, la mejor propuesta es un contrato temporal con posibilidad de renovación que incentiva la conquista y la llama del amor. Analizaré tres generaciones que marcan diferencias sustantivas. Parejas que en este momento tienen más de 80 años de edad. Esta generación, que nos dio vida a muchos de nosotros y a la que solo le debemos agradecimiento.

Característicamente son hombres extraordinariamente egoístas, que nacieron con un concepto inculcado por sus madres(¿increíble no?), en el que la mujer, en general y su pareja en especial, es solo un ser que existe para servirle a él, un ser que no merece más que lo mínimo de reconocimiento, un ser al que se le regaló, por ejemplo, el día de su cumpleaños una olla express o una licuadora, mejor aún una televisión a colores para poder ver bien el fútbol , que de paso no les gustaba a las mujeres de esa época. Este "tesorito" de marido, que, en nuestro país, trabaja poco, solo lo necesario para comer y vestir, que le gustó tener muchos hijos pues "es más hombre el que tiene más hijos", aunque se mueran de hambre.

Desgraciadamente en muchos casos insulta a su esposa, la golpea y aniquila su autoestima, siempre esta gorda o flaca, y fea, así se lo dice. Su pareja es típicamente una mujer más joven que él, procedente de un hogar sin información, sin comunicación y con un amor bastante primitivo, con conceptos de obediencia total hacia los hombres y ubicadas en su contexto de servidora incondicional de su marido. Esta pareja regularmente pasó una vida de sufrimientos, sobre todo de ella, que tuvo que aguantar callada y abnegadamente todos los desplantes de su marido, deteriorada físicamente por tantos hijos, por la pérdida de su autoestima y dignidad. Una pareja que si la encuestáramos de manera separada: él contestaría que ha sido muy feliz a pesar de la mujer que le toco, ella no diría nada, pero su pensamiento se remonta a pensar que así es la vida así le toco vivir y que está bien, por lo que diría que fue feliz por sus hijos.

Una vez teniendo hijos, la mujer desaparece y solo queda la madre, una vez terminada la madre, queda la abuela, la mujer murió al parir sus hijos ahora solo queda la esposa, que es solo un papel dedicado a él, la madre, dedicada a los hijos y la abuela con sus hijos y nietos. La mujer, desapareció quedo guardada. Al quedar solos, esta pareja, invariablemente peleará todos los días hasta por que pasa la mosca, salen los resentimientos y el enojo, el hombre siempre más débil y mayor que la mujer se deteriora severamente física y mentalmente y es entonces cuando la dependencia histórica de su mujer se hace casi total, necesita de ella casi para todo. Ella resentida no se desquita como debiera, pero tampoco es una enamorada que disfruta atendiendo a ese hombre que no la tomó en cuenta y la hizo infeliz.

Ella lo sigue padeciendo y le hace probar una sopa de su propio chocolate. Finalmente él muere, el daño está hecho, ella queda suspendida en un limbo en el que solo los hijos y los nietos representan una alegría de vivir. La mujer ha sido relegada para siempre en su propio olvido. Así que la llama no se apagó, se transformó, su tipo extraño pero común de amor prevaleció. Ella muere y todos recuerdan a la abnegada esposa de un hombre maravilloso, a la fabulosa madre y abuela. De la mujer... nadie se acuerda, nadie sabe y a nadie le importa... Ojalá en la otra vida tenga más oportunidad de ser mujer, si no de perdis que reencarne en hombre.

La era moderna, la siguiente generación, hijos de esos padres que hemos hecho referencia y reflexión, nunca juicio. Hijos de estos matrimonios, la generación de los cincuentones actuales, salió cruzadita, si cruzadita, como cuando cruzamos perritos de diferentes razas, y no se ofendan todos somos animales ante la naturaleza. Es decir, unos cachorros salen parecidos a la mama y otros al papa, y claro los "mezcladitos". Esta Generación tendrá los "machitos" que siguieron al padre, los hijos que odiaron al machismo del papa, los que se enojaron de la pasividad de la mamá, y en general todos, que poco pueden hacer por desviar su destino de ser esencialmente iguales a sus progenitores. Cuando esta generación envejece dependerá casi absolutamente de lo que haya sembrado en su matrimonio. Si su comportamiento fue de malos tratos hacia su pareja, desinterés, irresponsabilidad y daño moral o físico, casi puedo garantizar que la llama se habrá extinguido, y que eventualmente el matrimonio se romperá, la mujer de más de 50 años de hoy ya no tiene tan arraigado el soportar a su marido sin importar lo que le haya hecho. Él por otro lado, si su dinero se lo permite terminará en manos de una "Depredadora" (Escribiré un artículo sobre estas mujeres, no para alertarlos porque de nada sirve, solo para tratar de salir lo mejor librado), y cuando se quede sin un centavo, acabará suplicando a su mujer que lo acepte de nuevo, o con alguno de sus hijos, o en una casa hogar, y habrá terminado su vida. Si se portó bien, como debe de ser, si todos los días, le manda un mensaje, le deja un papelito en donde le dice que la ama, si le pellizca una nalga en el súper, enfrente de todos, sin importarle nada, si le lleva flores sin motivo alguno, solo porque tenían su nombre y era imposible no comprarlas, si la escucha. Si ella le rasca la espalda a su marido, acaricia su canosa y escasa cabellera, y también le manda mensajes de amor. Si ambos hacen lo posible por pasar tiempo juntos, solos, o con sus hijos y con una sonrisa.

Si ambos se toman el tiempo necesario para tocarse despacio, sin prisas, excitarse mutuamente, esperar jugando a que la "azulita" haga efecto, esperar jugando a que los elíxires de la sexualidad lleguen a ella de manera suficiente y eficaz. Si él se esfuerza por verse sexy y ella no usa calzones de carpa de circo. Si ella lo toca y se toca, si él está limpio y perfumado, con las uñas de los pies y de las manos recortadas y limadas. Si ambos tienen un buen lubricante de base de agua y perfumado a la mano, y ¿por qué no? algunos juguetes que no son de peluche. Si ambos entienden que se ha cambiado la frecuencia por la calidad. Si ambos se han respetado por años, y han arreglado sus asuntos sin dejar resentimientos. Y si se aman intensamente, seguramente, la llama amarilla que mantiene el matrimonio siempre tibio y listo para explotar, crecerá no como cuando eran jóvenes que quemaba, no señores y señoras, la llama no se habrá extinguido, es más, dejará de ser llama amarilla y por momentos se convertirá en un soplete vigoroso que pone soldadura a la pareja y la mantiene sólida y unida. Cuando muere alguno de los dos, regularmente el hombre primero, su pareja sufre el dolor y la pérdida más grande que existe, una buena pareja. No volverá a casarse, vivirá solo o sola hasta que pueda alcanzar a su pareja y seguir viviendo feliz por los siglos de los siglos.

El futuro, los hijos de esta generación, los chicos de más de 20 años de edad de hoy, tienen un futuro incierto, son una generación que maduró tarde, se están casando entre los 30 y los 40 años, son muy dependientes de sus padres, la pasión por todo la disfrazan tan bien que pareciera que no la tuvieran, sus relaciones de pareja perduran con vida sexual y todo, en lapsos cortos de tiempo, tiene poco apego y aunque el matrimonio fue inducido por sus padres, también les fueron muy transparentes sus problemas y situaciones.

La mujer es ya un ejecutivo de alto nivel, ya no estudia la carrera de MMC (mientras me caso), gana una buena cantidad de dinero, la sociedad ya no la juzga con tanta dureza en el ejercicio libre de su sexualidad, ya maneja el auto, etcétera, etcétera, es decir, ya no necesita el soporte físico del hombre que la historia le había puesto. Sigue necesitando el soporte moral, la figura masculina y su compañía, pero sobre todo su amor, así como también mantener el estatus familiar tradicional. El hombre de esta generación es mucho menos macho que sus antecesores, y probablemente sea tan dócil que acabe sometido por su mujer, que a su vez se decepcionará de la falta de carácter de su pareja, es decir se invierten los papeles históricos que tampoco es bueno.

Espero que los jóvenes de hoy hagan buenos matrimonios, se casen por amor, amen y cuiden intensamente a su pareja, y aunque ya no me tocará verlos, nada me daría más gusto que éstas que se formarán, se amen en su tercera edad con gran pasión e intensidad. Esto querrá decir que mejoramos y que la sociedad tiene futuro. En conclusión, si queremos que en nuestra tercera edad tengamos una pareja cariñosa y feliz, que nos de cariño, cuidados y amor, debemos cuidar y amar a nuestra pareja desde que nos casamos, y si no lo hicimos, aprovechen y cambien ahora, quizá no sea tarde para aspirar a mantener la flama viva después de que han pasado los años.

La vida dura poco hay que vivirla intensamente.



Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page