Lo primero que pensé para intentar estructurar una serie de ideas que den respuesta a una pregunta ¡tan! ¡tan fuerte! y a la vez determinante si es que alguna vez has estado en una situación así es: ¡qué fuerte la angustia! ¡Qué difícil es poder distinguir entre una y otra cosa cuando una serie de sentimientos y emociones te invaden en todas direcciones!
¡Y es que cuando de vínculos y apegos se trata, el asunto se vuelve muy difícil ya que además de recuerdos, experiencias vividas, momentos de todo tipo y los sentimientos que esto despierta, el sentir que la pareja se lleva una parte importante de nosotros es algo que duele mucho! ¡Y en algunos casos genera una espantosa angustia y una sensación de vacío que se vuelve prácticamente intolerable!, de ahí que muchas personas terminan rogando o humillándose con la persona “amada” pues más que rescatar la relación y/o recuperar a la persona intentan de fondo rescatarse a sí mismos. La respuesta pudiera parecer simple si uno lo ve desde afuera, es decir, en primer lugar, uno le podría preguntar: ¿eres feliz con esa persona y en esa relación?, segundo: ¿estás segur@ que no estás transgrediendo tus principios y valores? O dicho en otras palabras ¿todo esto no atenta contra tu dignidad personal y tu autoestima?, tercero y más fuerte aún: ¿puedes afirmar que eso es amor?
¿Sabías que cuando una persona se enamora en el fondo o mejor dicho, de manera inconsciente está buscando un reencuentro con su primer objeto de amor en términos de lo que esa figura le proporcionó en los primeros años de vida?, por ejemplo, cuando la mujer recibe halagos y promesas durante la fase del cortejo lo que anhela es volver a tener una figura que le brinde cariño, contención y seguridad. Elementos que una madre nos proporciona durante los primeros meses de vida y son nuestra base y fuente de seguridad y estabilidad emocional. Es por ello que cuando generamos un apego tan fuerte en una relación de pareja se llega a generar un grado de dependencia afectiva que se convierte en un atentado para nuestra estabilidad emocional. Los elementos básicos para una adecuada estabilidad emocional son afecto, pertenencia y estructura. El afecto se expresa por medio de ternura, empatía y cercanía física, el afecto nos vincula y nos acerca a la pareja. Lo opuesto a esto a esto sería una sensación de rechazo que aleja y separa. La pertenencia es compartir una identidad, ya que todos necesitamos sentirnos parte de algo. El desarraigo es la peor soledad interna porque inhabilita para construir una relación o sentir amor por los demás. Finalmente, la estructura o límites son el orden básico que requerimos para saber hasta dónde podemos llegar en cualquier situación y es lo que nos da seguridad.
Cuando alguno o los tres elementos no se dieron de forma adecuada crecemos con una herida que nos dejó una marca y que nos dejó vulnerables para la construcción de vínculos afectivos sanos teniendo como resultado un gran dolor frente al abandono o el rechazo, éstas heridas se reactivan o se abren por decirlo de alguna forma, cuando enfrentamos una disyuntiva del tipo: ¿esto es una crisis en la relación? O ¿es el final de la misma? Esto, es lo que en el fondo hace que a veces se vuelva prácticamente imposible el tener claridad y tomar una decisión. Bajo esa premisa te podría decir a ti que lees este artículo, si estás pasando por un momento como éste primero que nada trata de ser comprensiv@ y empátic@ contigo mism@ y plantéate las preguntas que hacía un poco al inicio, pero sin perder de vista que existen elementos inconscientes que podrían estar impulsando tu decisión hacia una línea que sólo pretende tapar y callar la angustia, el miedo y la sensación de vacío. Si eso es lo que está motivando tu decisión el primer paso es tratar de tolerarla lo más que se pueda para después poner atención a lo que esas emociones nos intentan decir. ¡Escúchalas!
Dicen por ahí que en el amor como es cualquier otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y las crisis, y el miedo solamente dificulta las cosas. Somos humanos con carencias y fortalezas así que no podemos esperar en nuestra pareja más de lo esperable en un ser humano. No hay buenas ni mala personas, sólo hay personas tomando decisiones y aprendiendo a vivir igual que uno.
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