Primeramente ¿a que llamamos libido?, es un nombre que se ha utilizado en psicoanálisis como un vocablo semejante a energía psíquica, que inicialmente se relacionó con el instinto de auto conservación y el instinto reproductivo como manifestación de conservación de la especie, para finalmente concebirlos a ambos en uno solo la fuerza de la vida o; Eros, frente a las fuerzas de destrucción o muerte; Tanatos vocablos tomados de la antigua Grecia. Así; Eros, la fuerza vital y reproductiva hace que los hombres busquen pareja, decía Platón que el hombre por su soberbia, de querer ser como los dioses, había sido castigado dividiéndolo en dos y por ello eternamente condenado a buscar su otra mitad. Ancestralmente se reconoce que existe, en las relaciones humanas una fuerza de atracción, que hace que cada individuo busque una pareja. El Dr. Peck nos dice que la naturaleza utiliza el engaño del enamoramiento para lograr la reproducción.
De modo que hablaremos de la libido como esa fuerza que hace que dos personas se sientan atraídas y dispuestas a fundirse en un abrazo amoroso y sexual. De manera que de forma secreta o abierta; se anhela el amor, pero a la vez se teme el peligro que conlleva, de muerte o sufrimiento.
Cuando ocurre le llamamos enamoramiento, no tenemos alternativa, las fuerzas de la naturaleza constelan para ello, somos producto de un proceso evolutivo que nos tiene equipados para que a cierta edad estemos prestos a ello. En algún momento de la vida, dejamos los juegos infantiles, y nuestra mente y nuestro cuerpo, es terreno de inquietudes inescapables, que nos hacen mirar a nuestro alrededor, no para buscar un compañero o compañera de juegos, sino una pareja romántica y sexual.
El deseo surge con fuerza, deseo que para entonces ya tiene una historia silente, que inicio desde el mismo momento de la concepción y que ha tenido ensayos importantes con las figuras materna y paterna. Pero en los albores de la juventud cobra su máximo ímpetu. Así nuestro pensamiento y cuerpo arden en deseo. De modo que estamos listos para el sexo y para el amor. Es entonces que aparece el enamoramiento como una experiencia personal que no es posible compartir con otro, sino hasta que se convierte en amor.
El enamoramiento es una experiencia de desarrollo, es un proceso personal y subjetivo, fundamentalmente ilusorio. En donde se toma a una persona del entorno, que puede ser alguien con quien se convive; sea del ámbito; escolar, laboral o social y se toma como punto de anclaje, para el sentimiento de enamoramiento. Puede llegar a ser, incluso alguien distante.
El enamoramiento, probablemente es la vivencia humana que más nos aproxima a un sentimiento de plenitud ideal, se experimenta la vida con una sensación de plenitud incomparable, como casi no existe otra experiencia en la vida. Aparece o se incrementa una disposición hacia el erotismo y la sexualidad, aumenta el deseo sexual, las relaciones sexuales se viven con mayor intensidad y mayor satisfacción.
El enamoramiento, sirve como un proceso de conocimiento de nuestras mejores potencialidades, nos da la posibilidad de ensayar el vínculo de pareja, pero distorsionado por una idealización y por ello conlleva un gran peligro que es la desilusión.
Aquí es donde juega un papel fundamental la distancia en la pareja. Cuando hablamos de distancia, no me refiero a tiempo y espacio, sino a un distanciamiento emocional que puede darse aun cuando la pareja viva bajo el mismo techo o sentirse cercanos a pesar de estar distanciados geográficamente. El Dr. Jean Lemaire, dijo que encontrar pareja, no se trata de una selección o una elección; es un descubrimiento, podríamos parafrasear se trata de una revelación, que puede en ocasiones incluso sorprender al propio sujeto. Porque el determinante fundamental es un “Rasgo” que porta el sujeto amado y que a nivel inconsciente detona el proceso.
“No sé cómo fue, no sé decirte que pasó, pero de tí me enamore…” (Armando Manzanero)
De suerte que es una experiencia como una obsesión o una posesión por una fuerza ingobernable. El enamoramiento es un descubrimiento para el enamorado. Este “rasgo” no está determinado por las cualidades de la persona amada, sino por la propia historia emocional del enamorado. De modo que a mayor distancia mayor es la `posibilidad de de que este proceso haga un trabajo psíquico y convenza al sujeto de la certeza de su acierto al encontrarse enamorado.
Ahora bien; ¿es posible controlar la libido? Si la pareja “descubierta” comparte la experiencia y corresponde al amor, el proceso subsecuente e inevitable de desilusión será gradual y será sustituido por la realidad, entonces la relación se transforma en amor real que permite sostener una relación gratificante, que podrá perdurar en el futuro. La distancia emocional trastoca este proceso, si el distanciamiento se da después del establecimiento del amor este puede sufrir un proceso gradual de deterioro hasta su extinción.
Si por el contario la ilusión y distorsión de la realidad fue muy grande, aquí entonces la distancia trabaja de otra forma; a mayor distancia mayor fuerza y es así como se establecen los amores eternos, la libido muestra sus características de poderosa y eterna. Una manera de preservar la ilusión en la relación, es conservando la distorsión propia del estado de enamoramiento. Se puede controlar la distancia, pero la libido nunca y cuando sale de una relación es difícil casi imposible que vuelva.
Para terminar; quiero recalcar que el enamoramiento es una experiencia de desarrollo emocional que nos revela posibilidades de alegría y júbilo como ninguna otra y una de ellas es que el enamoramiento se convierta en una experiencia de amor real que puede perdurar toda la vida. Y por lo tanto estoy convencido que vale la pena correr el riesgo.
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