El 14 de febrero ha sido reconocido en muchos países como el Día de los enamorados, también se llama día de San Valentín, como tributo a un sacerdote cristiano que muchos siglos atrás oficiaba bodas clandestinas entre jóvenes enamorados, motivo que lo llevó a ser ejecutado al incumplir los mandatos del imperio de la época.
Según las leyendas este religioso pasó de ser apóstol del amor a representante emblemático de los enamorados, tal vez por eso todos los 14 de febrero, amigos, novios, parejas formales e informales se contagian del espíritu de este mártir para expresar ese sentimiento universal llamado amor.
Cada pareja busca la manera de expresar sus sentimientos de manera especial a su enamorado, y no es casualidad que esta fecha haya tomado tanta fuerza, si existe toda una oferta de servicios para hacer que surjan los ideales del Amor romántico.
Es así como vemos que en estas celebraciones del amor no pueden faltar los chocolates, las tarjetas, los globos, los peluches, las invitaciones a comer, los planes turísticos, los planes de baile, en fin toda una variedad de ofertas según los gustos y posibilidades económicas de los enamorados.
Y aunque la industria tiene un enorme efecto en los modos de celebrar estas fechas, ¿me pregunto por qué los seres humanos quedamos atrapados en estos preceptos de comercializar el amor? Será que un amor se mide por las salidas a cine, ¿las invitaciones a comer o el valor de los regalos? ¿Estaremos acostumbrándonos que el amor proviene del sentido utilitario? ¿Será que las relaciones se están materializando en productos de consumo al alimentar los egos de manera temporal y fugaz?
Con estas preguntas quiero generar más preguntas que simples respuestas, quiero plantear ese camino de interrogar en lo profundo de nuestras relaciones, explorar el sentimiento auténtico, la mirada espontánea y observadora, la conversación dispuesta a la escucha, al intercambio, a la comprensión del otro.
Cuántas veces nos pasa, ¿que estando en el mismo lugar estamos desconectados de los sentimientos del otro? incluso de nuestro sentimiento mismo? ¿cuántas veces estamos físicamente presentes sin estar emocionalmente presentes?
Mi propuesta es dejar de perder la cabeza en nombre de la industria del amor, privilegiemos el tiempo con nuestra pareja para conectar nuestras emociones, encontrarnos con nuestra pareja es un sentimiento sublime de intimidad, que se cultiva en el calor de un abrazo, en la fusión de las almas y en el lenguaje de las caricias. Amar sin etiquetas, es amar desde la sencillez y la libertad.
Existen diferentes maneras de expresar el amor a nuestros seres amados, algunos lo expresan con palabras, otros con versos, dibujos, canciones, en fin, cada quien tiene su modo singular de expresar su sentimiento, ¿y tú? cuál es tu manera autentica de expresar el valor de amar? ¿Cuál es tu regalo de amor?
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