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Ruth Axelrod

Cuando llegas tarde a casa no tienes por qué inventar, pues tu ropa huele a leña de otro hogar…


Recuerdo cuando esta canción fue la novedad, hace varias décadas, y me hacía entender la actitud que nuestros abuelos tenían frente a la infidelidad y el divorcio, ¿se acuerdan? Era implacable, sin dudas, una respuesta radical.

Me queda claro que no es fácil enfrentarse a sobrevivir una infidelidad y más hacer el gran esfuerzo para continuar BIEN con la misma pareja, sin embargo, es posible hacerlo y salir bien airado de tan difícil evento en la vida.

Ante el conocimiento de un evento de esta magnitud, es decir, el descubrimiento de la infidelidad de alguno de los cónyuges, ya fuera el abuelo o la abuela, la única alternativa posible era el divorcio y la ruptura total de las familias que entraban en conflicto. Esto implicaba el abandono inmediato de la casa familiar y la imposibilidad de los hijos de ver al padre que había infringido la ley, así que los hijos quedaban amputados de uno de sus padres, era todo o nada. El sufrimiento se expandía por generaciones apuntando y castigando al “malvado”. Estaba prohibido el perdón o la reconciliación.

¿Qué ha venido sucediendo? ¿Qué hemos ido aprendiendo con estas terribles experiencias? ¿Cómo la sociedad y la moral se han modificado?

Las reglas sociales se han adaptado a las necesidades de las personas en el siglo XXI, a lo que se ha denominado posmodernidad, y las reglas se han flexibilizado. Y hoy en día es posible enfrentar una infidelidad con racionalidad y búsqueda de soluciones que puede permitir evaluar los conflictos que la generaron y dar camino a nuevas alternativas dentro de la misma pareja para buscar remediar los malestares que la acompañan.

No es lo mismo pensar una infidelidad que no se abre, que no sale a la luz, que aquella que pasa de lo privado a lo público. Ambas tienen repercusiones en el mundo interno de las personas involucradas.

Sin embargo, es mucho más difícil sobrevivir a un secreto que se descubre o se abre, ya sea por accidente o por la necesidad de alguno de los cónyuges de aclararla.

Cuando se descubre una infidelidad, muchísimas cosas cambian en la pareja, desde lo más simple hasta lo más complejo e interno, y se requiere de mucha fortaleza para seguir estando juntos y buscar la manera de no dar rienda suelta a la agresión que estos fenómenos provocan.

El período después de la noticia es crucial y para decidir quedarse juntos es importante la buena comunicación y muy probablemente buscar ayuda profesional para que la pareja enfrente sus áreas difíciles y obscuras, así también es necesario el re hacer los antiguos acuerdos a nuevos acuerdos que permitan reestablecer la confianza perdida.

El paso del tiempo y el no romper las rutinas naturales donde se desenvolvía la pareja antes del evento, sirven de contención y son parte de la seguridad que se requiere para seguir adelante, ya que estas crisis pueden hacer sentir a las personas involucradas deseos de morir o de matarse, de salir corriendo de la pareja o de sentir que la locura las invade.

Me queda claro que no es fácil enfrentarse a sobrevivir una infidelidad y más hacer el gran esfuerzo para continuar BIEN con la misma pareja, sin embargo, es posible hacerlo y salir bien airado de tan difícil evento en la vida.

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.



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