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Raúl Miranda

Cuando elijo pareja resulta casada ¿Estoy haciendo algo mal?


Dr. Raúl Miranda Arce.


Hace tiempo me consulta una joven mujer, en sus treintas, quien en su sesión me dice si me recuerdo la canción del hombre casi perfecto, Me refresca la memoria se trata de una mujer que se encuentra al hombre que, según ella, siempre ha buscado, atractivo, buen conversador, amable de modales refinados, generoso, que la sabe consentir, en resumen, un buen partido diría la abuela, pero tiene un defecto. Me intriga desde luego y pronto me lo dice. ¡Es casado!


Ella como otras personas jóvenes en la consulta terapéutica ha pasado por la montaña rusa de las relaciones amorosas después de un matrimonio o intento de pareja estable que termina en una separación dolorosa. Pues a pesar de lo frecuente en nuestro ámbito social nadie está preparado para afrontar la pérdida de un plan de vida, hoy se divorcian mas parejas de las que se casan, Esta ruptura es un acontecimiento que llega sin esperarlo, no está en el plan de vida, en ocasiones es casi inmediato, hace poco una colega me mencionaba que su hija casada hacía no más de un año ya estaba en proceso de divorcio por una infidelidad de su pareja.


Que ocurre entonces con quien pronto en la vida se encuentra con un presente no planeado, se encuentra sola o solo a pesar de haber hecho todo lo necesario para establecer una pareja estable con un proyecto en la mente, para toda la vida.


En esta situación inesperada se ensayan diversos caminos para recuperar el equilibrio emocional, cobrando importancia el mandato social; ¡busca rehacer tu vida!, implicando que se debe hacer una vida familiar en pareja ahora en un segundo intento o los que sean necesarios, muchas veces sin elaborar la pérdida del proyecto de vida que desde muy tempranamente en la vida de la persona se instauro de manera imperceptible en la mente de la persona, equiparando una vida exitosa igual a matrimonio estable.


Por ello la presión interna personal y externa social para algunas personas se vive de manera silente pero abrumadora, y si en edades tempranas tener una pareja es una decisión que involucra al grupo familiar de origen, con la exigencia de no dejar pasar demasiado tiempo o elegir a la pareja idónea. Ahora con un fracaso a cuestas, la presión se vuelve aún más intensa, es esta búsqueda que empuja a tomar decisiones precipitadas, las personas hacen el intento de sustituir a la pareja ideal perdida, que en estas circunstancias ocurre con poca fortuna. Una paciente lo sintetiza de forma muy clara, me dice: doctor en el fondo nos encontramos dos seres carenciados en busca de aprobación.


De modo que volviendo al caso con que inicie esta comunicación esta mujer también atractiva, inteligente, profesionista, en mi opinión una mujer sensible y responsable, haciéndose cargo de dos hijos, estaba en la búsqueda de un buen compañero y por ello después de su separación, llevaba ya varios intentos de pareja fallidos y por lo tanto bastante escéptica de encontrar alguna nueva posibilidad de encontrar una pareja adecuada, sin embargo tampoco es que no tuviera la disposición de abrirse si alguna opción se le presentara, pero cuando encontraba a alguien que a sus ojos valía la pena, resultaba que era casado. En ocasiones se lo decían abiertamente como fue el caso de esta cita de la que salió un tanto encandilada, en otras ocasiones se lo ocultaban y era un descubrimiento que desde luego la llenaba de enojo, decepción y el cuestionamiento de ¿Por qué la necesidad de mentir?


El rasgo poco común de este hombre, que la desconcertó totalmente, es que cuando advierte su anillo en el dedo medio y le pregunta sobre su situación civil, abiertamente le responde que, si estaba casado y no tenia planes de cambiar su situación, ya que estaba conforme con su situación familiar, pero ello no le impediría tener una relación discreta con ella. La historia habitual es que estoy casado me llevo mal con mi pareja y estoy pensando separarme, lo cual muy pocas veces ocurre. El era una persona que radicaba fuera de la ciudad y que por trabajo viajaba con frecuencia a la ciudad de la joven y como le era atractiva le propone volver a verla y podía verla cada vez que hiciera un viaje, si ella estaba dispuesta.


Para mis adentros pensé que afortunadamente de acuerdo a su avance en el tratamiento ya no se involucraba con parejas agresivas, abusivas, inadecuadas u oportunistas como había sido el caso en sus intentos anteriores al elegir con premura, ahora tomaba la cosas con más calma, y según expresaba continuamente tenía el deseo de establecer una pareja estable, la condición de casado de esta persona lo haría no elegible por lo que imagine que seria descartado inmediatamente como posible pareja. Para mi sorpresa me dice. En esta ocasión me daré la oportunidad de disfrutar de una relación sin compromiso y voy a recibir todo lo que pueda darme sin preocuparme, lo único que tengo que hacer es no involucrar el corazón. Durante semanas reflexionamos sobre los riesgos de una relación en estas circunstancias y no logro auto protegerse.



Su plan fallo, a la vuelta de un par de meses estaba totalmente enamorada en un romance idílico, que duro alrededor de seis meses, después de lo cual a pesar de tener límites claramente acordados por ambos, dicha condición se hizo insostenible pues la realidad de las semanas de espera para ver a su pareja, no poder llamarlo abiertamente a ciertas horas, y aunque la manera de tratarla se mantuvo amoroso y considerado cuando estaban juntos; las ausencias fueron ganando terreno, saber que tenía una familia y que su relación no tenia futuro gradualmente fue sustituyendo al sentimiento eufórico del enamoramiento por un sentimiento de dolor. Finalmente requirió dos años para superar la depresión de la decepción por la imposibilidad de lograr la pareja anhelada.


Este caso desafortunado solo ilustra uno de muchos casos que vemos en la clínica, que de manera clara dejarse una persona se deja llevar por los impulsos ante situaciones adversas que no permiten ver que la conclusión es imposible y aun así, siguen adelante en relaciones que el matiz de la ilusión no les permite ver los riesgos de dolor que implican y de algún modo son consecuencias de decisiones con fallas de juicio sobre el futuro de la relación que se plantea negativo desde un inicio. Este caso es distinto de muchos otros; aquí la situación de casado de la persona se maneja abiertamente desde un principio, en muchas ocasiones se hace el descubrimiento de la condición civil, después de que se involucró “el corazón” y se invirtió mucho emocionalmente en un proyecto sin futuro. Lo que lleva al dolor emocional inevitablemente.


Por ello la pregunta pertinente es: ¿Por qué antes de dejarse llevar por el sentimiento, las personas son incapaces de hacer juicio racionales que procuren su bienestar presente y futuro?. En muchas ocasiones son capaces de percibir con claridad la situación real y se niega como una ceguera selectiva, se bloquea el juicio y se cultiva el autoengaño de una posibilidad que solo existe en la fantasía y en la imaginación.



Y esta es la conclusión de esta comunicación, si con frecuencia se tropieza alguien con la misma piedra y no aprende de la experiencia, haciendo a la persona adquirir aprendizaje de cada oportunidad y volverse más observador y más cuidadoso de ¿Con quién? o ¿Dónde? y ¿Cuándo se involucra la parte mas sensible del ser que es la involucración amorosa? No sólo, no se puede garantizar una relación que funcione en el futuro, sino lo contrario con decisiones erróneas se garantizan relaciones llenas de dolor y decepción. Por ello si alguna vez estuvimos involucrados en una relación que a la postre resulto insatisfactoria, conflictiva, frustrante el camino es un análisis pausado y minucioso de aquellas fuerzas internas que nos empujan a cometer equívocos una y otra vez, nuestros enemigos no son las horribles parejas elegidas, sino las propias malas decisiones, motivadas por carencias, alimentadas por fantasías ideales de cambio o modificación de la realidad no sustentables, que nos llevan a nublar el juicio, a negar la realidad y generar falsas creencias, que en ellas esta el germen de posteriores sentimientos de decepción, frustración, dolor y depresión que en ocasiones afortunadas dura dos a tres años pero puede mantenerse por décadas y aun toda la vida y mas riesgoso aun es involucrarse en una relación conflictiva disfuncional o patológica y permanecer en ella por mucho tiempo o de por vida.


Dr. Raúl Miranda Arce.

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