El presente artículo no pretende generar polémica, porque no es mi intención emitir juicios de valor sobre el aborto, porque la discusión es por demás inútil e infructuosa, toda vez que se trata de cuestiones morales y éticas en las que difícilmente se puede llegar a un consenso, siendo además muy personales las consideraciones de quienes están a favor o en contra, las cuales, en mi opinión, pueden ser válidas en ambos casos.
Más que apoyarme en consideraciones jurídicas sobre el aborto, que es legal en toda la República Mexicana, en los casos de violación; o en la mayoría de los Estados cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre y en algunos cuantos Estados, cuando se pone en riesgo la salud de la madre, es innegable que existe una criminalización de la mujer que interrumpe el embarazo, si no está dentro de determinadas circunstancias y en determinados lugares, por lo que el presente artículo pretende hacer una reflexión de lo que en mi opinión debe tomarse en consideración, para legalizar el aborto.
Creo que la mujer o pareja que está dispuesta a abortar, esté o no prohibido, lo va a hacer. Es un tema, en muchos casos, de falta o escaza educación sexual; de responsabilidad; incluso considero que hasta de escasez afectiva; es un tema que obedece más a la educación que recibe una persona, que a que se le considere o no delito. Insisto, la persona que quiere interrumpir el embarazo, con o son permiso, lo va a llevar a cabo.
Hay estudios que demuestran que la criminalización de la mujer, no reduce los abortos; genera mercado negro, procedimientos salvajes e insalubres practicados por personas que tampoco tienen los conocimientos necesarios, que no solo terminan con la gestación, en muchas ocasiones también terminan con la vida de una mujer; o la ponen en un alto riesgo; o la dejan con secuelas severas de salud. En otras palabras, se criminaliza un hecho y se generan otros delitos, que tampoco detienen las decisiones de las mujeres que no desean ser madres.
Por otra parte, obligar a una mujer a tener un hijo que no quiere tener, es condenar también a ese niño a una vida de posible mal trato o abandono, en una sociedad que además, no cuenta con la infraestructura para sacar adelante a esos niños, para darles una educación y una vida digna.
También considero que aunque se legalice el aborto, si una mujer, pese a no querer ser madre, su educación y principios éticos no le permiten abortar, va a decidir tener a su bebé, por lo que es innegable que se trata de una decisión netamente personal, que independientemente de la legislación, se lleva o no a cabo, por cuestiones netamente subjetivas.
Dejemos de hacer delincuentes a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo y apostemos por la educación sexual, incluyendo el uso de anticonceptivos; invirtamos en enseñar a los jóvenes a ser responsables; veamos por darles herramientas para que no tengan necesidad de andar teniendo relaciones con cualquiera y sin ningún tipo de precaución, para llenar sus necesidades afectivas; dejemos también de generar otro tipo de victimas y fomentar otro tipo de delitos.
Tengamos una legislación responsable, que no genere más victimas de las que son inevitables, porque insisto, quien quiera llevar a cabo un procedimiento para interrumpir el embarazo, lo va a hacer y es mejor que lo haga en condiciones salubres, por profesionales de la salud, que tengan capacidad para practicar adecuadamente los procedimientos y apoyemos a esas mujeres con terapias psicológicas, para que puedan continuar una vida sana, tomando decisiones responsables.
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