(Tips para una mejor satisfacción de pareja en la intimidad)
Dr. Raúl Miranda Arce
En una ocasión me dice una paciente; que estaba con un grupo de amigas desde la escuela y de manera inusual empezaron a tocar su vida sexual en pareja. Ahora todas, con experiencia matrimonial de varios años. El común era que; añoraban un tanto su vida sexual, antes de las responsabilidades del matrimonio, especialmente antes de embarcarse en la maternidad.
Describían; como buenos recuerdos, los diferentes momentos de satisfacción sexual que tuvieron al inicio de su relación de pareja y ahora parecía que todo aquello había quedado sepultado profundamente en el pasado. Alguna platicaba; cómo en el trabajo había conocido recientemente a un hombre atractivo, que le despertaba cierto interés erótico, sin embargo, no siguió sus deseos por su condición de casada, sin embargo, su mente la llevaba a tener fantasías que despertaban sus inquietudes sexuales para entonces casi completamente dormidas. Otra coincidencia reveladora fue para ella; que, aunque todas sus amigas expresaron que habían disfrutado de su sexualidad en el pasado, actualmente en su vida otras prioridades ocupaban sus intereses. La reflexión común fue; que, su vida sexual era rutinaria, poco satisfactoria, en ocasiones mecánica y muchas veces mas bien esporádica.
Mujeres de diferentes edades, pero entre los treintas tardíos y hasta los cincuenta probablemente tengan esto en común y por ende también sea el común de la vida sexual de sus compañeros, con quienes llevaban siete o más años de relación de pareja.
Esta persona a que me refiero, me decía que; esta platica fue muy reveladora para ella, ya que; ella siendo separada hacía varios años, pensaba que sus amigas con matrimonios aparentemente estables tendrían una vida sexual mucho más rica. Ella, se veía a si misma, con grandes dificultades en esta área. No tenia un compañero permanente, había hecho varios intentos de hacer pareja y no había resultado suficiente la afinidad con diferentes compañeros y especialmente en el ámbito sexual sus encuentros habían sido más bien decepcionantes.
¿Qué hacer entonces ante esta situación? Fue la pregunta que le surgió dado que para ella no era una situación satisfactoria. Al trabajar en terapia, de ella surgieron tres pasos que cambiaron su vida. Y que al revisarlos pueden ser de aplicación más general. Resumidos en tres consejos, serían los siguientes:
Primero la vida sexual inicia con uno mismo. El arreglo personal debe ser algo cotidiano, no es para ser atractiva o atractivo para una pareja, en este caso fantaseada y en realidad inexistente. El arreglo es para sentirse atractiva o atractivo para sí mismo. Desde luego iniciando por poner atención con el atuendo, vestir de modo que te agrade como te ves.
Pensemos en dar al concepto erotismo una concepción amplia, concebirlo no solo como momentos circunscritos en la vida sino como un estilo de vida. El erotismo podemos considerarlo desde luego primordial que se viva con la sexualidad en pareja, sino también considerarlo como todo aquello que tiene que ver con la estimulación de todos los sentidos de forma placentera. Por ejemplo; sensibilizarse a los aromas, al uso cotidiano de loción o perfume, a los olores de los ambientes de donde nos encontramos, por ejemplo, el aroma a café por la mañana, aroma de flores de un jardín o un arreglo, el del aire fresco matutino o el olor de la tierra con la lluvia. el olor a ropa limpia y muchos mas que podemos experimentar todos los días. De la misma manera los diferentes sonidos que nos rodean, poner música agradable que nos acompañe en nuestra rutina de trabajo, con nuestros alimentos, las texturas de lo que nos rodea, las texturas de lo que tocamos y de lo que vemos, las formas y colores del mundo que habitamos. Si solo vivimos en las preocupaciones de lo que tenemos que resolver nos desconectamos del mundo y de nosotros mismos, vivimos en el mundo del pensamiento abrumados por los deberes pendientes. Y de esta forma familiarizarnos con nuestro cuerpo y las sensaciones placenteras que de él podemos experimentar hasta el erotismo y orgasmo por medio de la masturbación como paso necesario antes de compartir el placer en pareja.
Reconocer en nuestro contacto cotidiano con quienes nos rodean, quienes nos son atractivos, reconocer con quienes tenemos una resonancia emocional gratificante. Una de sus amigas decía que su máxima era: “seduce bien sin mirar a quien”, en una concepción amplia del concepto, más allá de lo puramente sexual, sino tener la apertura afectiva suficiente para sensibilizarnos a las demás personas y responder de acuerdo al momento y contexto, conforme a las expectativas que tengan de la relación con nosotros. Procurar cultivar las relaciones indistintamente con hombres y mujeres, respondiendo en la relación un poco más allá del convencionalismo social, con la finalidad de crear momentos gratificantes en los encuentros personales. Esto lo podemos lograr con hábitos sencillos, como; poner atención para escuchar lo que nos dicen, responder con empatía, expresar corporalmente nuestras afinidades, por ejemplo; con una sonrisa, sosteniendo la mirada, estrechando la mano y así crear una atmosfera de calidez.
El sexo, si bien es importante no es lo fundamental en una relación permanente, un buen sexo en una relación a largo plazo ¡no es un coito épico!, es un encuentro entre dos personas en un ambiente de mutua confianza, en el que es primordial el respeto y la aceptación, a través de conocer las cualidades, limitaciones y peculiaridades de cada uno. Conocerse y permitirse dar y recibir placer.
Aquí viene el segundo consejo: ¡Aproxímate físicamente! A partir de crear una atmosfera de confianza emocional puede darse una aproximación física, no esperes a que vengan a seducirte y que te hagan la propuesta erótica impensada y sorpresiva, pero creativa que no puedas decir que no. Toma la iniciativa; crea activamente la comodidad del encuentro físico, toma de la mano, toca a tu pareja, no dudes en acomodar tu cuerpo con el suyo al sentarte, al caminar toma su brazo, tómale de la mano, toca sin prejuicios su rostro, sus manos, su cintura, crea la comodidad física y eventualmente trasmite tu sentir, trasmite con tu cuerpo, con tu mirada y con tu voz, cuanto te gusta el estar físicamente en contacto con tu pareja, tu agrado por crear juntos tales momentos y prolongarlos. Platica, juega, ríete, sé tú mismo ¡estas en confianza! expresa abiertamente tu gusto por él o ella y sin rodeos tus deseos.
En tercer lugar, pero no menos importante, el tercer consejo: Reflexiona sobre tus prioridades de vida, reflexiona si tu vida sexual y afectiva está en los primeros lugares o la tienes relegada en tu lista para cuando todo lo demás esté concluido a satisfacción. Para cuando termines con los pendientes del trabajo, del hogar o para con tus hijos, para algún momento que te encuentres descansado, o para cuando no tengas compromisos que cumplir, ya entonces le darás el tiempo a tu vida erótica. Si tus prioridades funcionan de este modo y aunque piensas que no lo has definido deliberadamente de esta forma, sino que la vida no te da la oportunidad, te dices a tí mismo que la rutina de tu vida te ha obligado a colocar tu vida sexual en los últimos lugares. Una voz interna resuena en tu mente: primero cumple tus deberes y después ya veremos. Te has olvidado de ti, te has olvidado de vivir tu vida y vives solo en función de los demás. No es sorprendente, que no tengas satisfacción y no solo sexual, ya que lo placentero solo se reserva para vacaciones o para cuando los deberes estén concluidos.
Una vez establecido este patrón no es fácil salir de él. Se puede tener relaciones sexuales por los motivos erróneos: porque: ¡ya paso mucho tiempo!, con toda certeza, se vivirá con extrañeza, el ambiente de confianza ya no existe, fue sustituido por una rara sensación de enajenación, lo que se genera es una gran incomodidad. La reacción natural es evitar estas sensaciones desagradables creando un pacto de silencio de este vacío en nuestra relación estableciéndose una insatisfacción total. Este patrón de relación y este compromiso silente de forma inconsciente permea toda la relación, no solo la intimidad sino toda la cotidianidad.
Gracias a su trabajo personal en terapia y escuchando a sus amigas y otras mujeres mi paciente en primer lugar pudo darse cuenta de donde se encontraba, pudo descubrir que errores cometió para llegar ahí, y especialmente tomo los pasos necesarios para cambiar su vida. Eventualmente con gran compromiso de su parte pudo lograr no solo la satisfacción sexual como tal, sino la satisfacción en la relación de pareja, una comunicación cálida con su pareja, la confianza y el disfrute del tiempo de convivencia como prerrequisitos para una sensación agradable de pasarla juntos y después el gusto por el contacto y comunicación física y eventualmente erotizar la relación y vivir la satisfacción erótica cuidando que su relación no se vea abrumada por las responsabilidades de la vida. Hoy tiene una relación de pareja que promete tener un horizonte abierto y hay muchas esperanzas de que sea la pareja estable que siempre había anhelado
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