Voy hacer una afirmación muy atrevida pero desgraciadamente muy cierta, el mundo está como está porque las mujeres salimos a trabajar fuera de la casa. Nótese por favor que llevo 26 años trabajando con mi marido y nuestra vida familiar gira en torno a nuestro despacho. Sé de qué estoy hablando.
Cuando nació mi segundo hijo, entendí una cosa: “La liberación femenina” es una trampa, cuando menos en México. ¿Por qué? Porque en general, los hombres no toman los roles femeninos de cuidar a los hijos o de limpiar la casa, entonces la trampa es porque trabajamos doble, afuera y adentro de la casa, con la ilusión de darles “mejor vida” a los hijos, cuando lo mejor de la vida es el tiempo que pasamos con ellos.
Sé que estoy abriendo la puerta a una gran polémica… ¿Y cómo nos realizamos las mujeres si nos quedamos en casa barriendo y cocinando?
Para contestar esta pregunta, me anticipo con una gran verdad: no todas las mujeres nacieron para casarse, ni todas las mujeres nacieron para tener hijos, pero la cultura en la que nacimos dicta que si no seguimos esos patrones culturales recibiremos el rechazo social… “ser solterona” por ejemplo.
En mi opinión, el trabajo y la casa no combina. Yo recuerdo sentirme culpable por haber dejado a mi hijito para ir a trabajar y cuando estaba con él en casa, me preocupaba lo que pasaba en la oficina. Creo que tener hijos debiera ser considerado como un trabajo. De hecho, como el mejor trabajo, es el más creativo y el mejor remunerado cuando hicimos bien nuestro desempeño. En los primeros años de vida es en donde se forma su aparatito psicológico y emocional. Este trabajo es temporal pues en unos años se va a la escuela y cuando entra a primaria, por ejemplo, creo que es momento de buscar otra actividad.
Mi conclusión es que hay tiempo para todo: tiempo para estudiar una carrera universitaria, tiempo para trabajar y aplicar lo estudiado, tiempo para casarse y disfrutar la vida en pareja, tiempo para tener hijos, tiempo para educarlos y convivir con ellos. El problema viene cuando nos dejamos llevar por la exigencia económica de la época y salen a trabajar los dos y están fuera de casa todo el día.
En mi experiencia, aunque vivimos en un precioso pent house en exclusiva zona de la ciudad, mis hijos tienen bonitos carritos, NINGÚN OBJETO MATERIAL, sustituye la convivencia, porque en esa convivencia se fortalece la autoestima, y si uno se ama y se respeta, todas las decisiones que se tomen en la vida, serán convenientes. Ningún BMW aporta ese tipo de autoestima.
Para un buen matrimonio se necesita el amor maduro y libre entre dos personas, sin huellas de feminismo o machismo.
“No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas” Mary Wollsonecraft.
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