Al nacer, uno de los requisitos fundamentales para sobrevivir es la seguridad de ser atendido, alimentado y protegido, por un largo período de su vida, para llegar a ser un adulto sano.
Para ello, los padres con su conducta de protección y cuidado, desarrollan en ese bebé una sensación de “confianza básica” en esos otros que lo tienen bajo su cuidado. El bebé percibe que puede sentirse seguro, protegido…, y de esa manera va desarrollando en su interior que nada le pasará y que no hay riesgo para su vida. Herramienta que le guiará para su vida futura tanto relacional como profesional.
Sensación de confianza básica, que acompaña al adulto con sentimientos de sosiego y tranquilidad afectiva y le permite transitar por la vida con seguridad y confianza. Cuando se establece una relación de pareja, de familia, laboral y otras, la confianza básica le infunde a la persona seguridad y estabilidad. En relación a la pareja, el Psicólogo y escritor Walter Riso, señala que estos sentimientos se alcanzan se dan estos criterios:
1.-Me protegerás cuando sea necesario. 2.-Estarás ahí cuando te necesite. 3.-Serás sincero en lo fundamental. 4.-Nunca, bajo ninguna circunstancia, me harás daño intencionalmente.
Confiar implica una seguridad interna en relación a la conducta del otro, es tener la certeza que mi pareja, no va actuar para lastimarme, es una creencia íntima acerca de la futura conducta del otro. Ser leal, sugiere una devoción hacia el otro, serle fiel, actuar con honor y gratitud, valores y sentimientos que se espera al establecer una relación de pareja.
Conceptos éticos de comportamiento que son esperados y requeridos para ambos integrantes de la pareja, tanto en lo social, en lo laboral y en lo relacional.
Más, son muchas las circunstancias, en la cuales se llega a romper la confianza y la lealtad hacia el otro. Causales situacionales, relacionales y otras, en las cuales uno de los integrantes de la pareja rompe con lo preestablecido en la misma y que llevan al dolor, la crisis, y el rompimiento de la relación en muchas ocasiones.
El ser pareja implica, sin ser moralista, “tomar en cuenta al otro”, y actuar en consecuencia.
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