Es complejo y difícil poder establecer una base de ciertas condiciones que nos permitieran determinar un cimiento de circunstancias y escenarios, que sirvieran para generar “un perdón para una infidelidad”, sin embargo, al final de este escrito se darán algunas alternativas para que las potenciales condiciones de perdonar pudiesen tener mejores resultados.
Es importante aclarar que el perdón no necesariamente tiene que significar vivir juntos y felices para siempre como si nada hubiera pasado; el perdón como tal, puede ser la base para una separación con todas las garantías de civilidad o bien, para una reestructuración de la vida en pareja.
Hay de engaños a infidelidades que pueden de alguna forma ser tomados un poco más ligeros, sin embargo, el engaño más oprobioso y desgarrador para un casado o una casada, novio o novia, es cuando el agente externo es una persona que circunda los círculos sociales del afectado o de la afectada; un engaño, traición, etc. De estas características, generalmente afecta socialmente no solo a la pareja, sino a la familia, no solo en su primer entorno de influencia, sino en casos más extremos en el secundario.
El primer caso de infidelidad que generalmente es aceptado y hasta por así decirlo perdonado, es aquel en el cual se vive una situación temporal y que la misma no se comprueba fehacientemente y se deja a la “percepción de la familia nuclear”. Hay quienes sospechan cosas por los cambios de conducta en cada uno de los cónyuges y con tal de mantener “la zona de confort” (la que generalmente no se altera por situaciones de “opinión social” cuando ésta aún es controlable) no se atreven a encarar la situación y mucho menos a reconocerla hacia el exterior, sobre todo por conveniencia económica.
Cuando la infidelidad se complica, es cuando son “vistos socialmente” algunos de los cónyuges en público, teniendo alguna muestra de afecto con el tercero o son sorprendidos entrando a algún hotel, casa, etc. Aquí el impacto puede ser devastador, pues si el comentario, chisme, etc, llega por amistades cercanas o parientes en segundo grado a la familia, y sucede muy a menudo que la información que llega por estas vías estará distorsionada, golpeando de forma letal y determinante “el balance y equilibrio social” de la misma familia ante sus distintos entornos sociales.
Cuando esta situación se presenta y el entorno de “seguridad psico-socio-cultural”; que es todo aquel entorno que representa la reproducción social y cultural de la misma familia, y su “identidad-comunitaria” sea afectada y comience a ser cuestionada su aceptación en determinados entornos sociales y ser (el mismo grupo familiar), los resultados sobre todo para los integrantes más pequeños (niños y adolescentes) puede conllevar a tomar alternativas de búsqueda de integración con personas que de una u otra forma puedan estar viviendo la misma experiencia, y si ésta situación no es atendida desde la óptica no solo de la terapia psicológica, sino de la conservación y de ser el caso la reconstrucción de la viabilidad social de la familia, las posibilidades de que algunos de sus miembros adopten comportamientos de choque que les generen desde caer en vicios (drogas, alcohol, etc.), conductas delictivas menores que se pueden ir agravando, hasta conductas suicidas en los casos más extremos, son grandes.
En estos casos, la posibilidad del perdón, ya no sólo lo determina el esposo o la esposa ofendido, según sea el caso, en este sentido las familias tanto de uno como de otro, así como los amigos (cercanos), jugarán un rol determinante en la potencial reconstrucción de la relación o en su disolución total.
Tres elementos serán básicos para lograr la reparación de la infidelidad y lograr un perdón:
a) Religión: Tener una creencia que aglutine a la familia en ciertos valores, que le generen identidad y vean en esta creencia una fuente constante de reconstrucción iconográfica de sus propios valores. El 90% de las religiones a nivel mundial hablan del perdón, como un elemento base. En este sentido es importante generar en las Iglesias una toma de conciencia de la importancia de acelerar las “disoluciones matrimoniales”, pues en no pocos casos, la tardanza de las resoluciones, conllevan a nuevas agresiones verbales que alejan aún más un posible perdón.
b) Tener un Sistema Jurídico Viable y Confiable en materia Familiar: Tener la certeza jurídica de que los derechos de la mujer o del hombre les permiten tomar decisiones en favor de seguridad patrimonial y de seguridad tanto física como psicológica, me dan un margen de negociación en el cual la persona ofendida (sobre todo si ya hubo en dicha relación agresiones físicas o psicológicas) puede sentir respaldo en sus Instituciones y esto, le puede permitir arribar a un piso de negociación con su esposo o esposa al saberse protegida o protegido. Es decir, si sé que tengo un sistema institucional fuerte que me protege mis derechos, mi seguridad física, mi patrimonio y el de mis hijos, puedo llegar a entablar una relación de cierta convivencia social con mi cónyuge, pero también me permitirá en el mejor de los casos, una sana separación.
c) Cambiar el Entorno Geográfico. - Si la pareja logra, después de una terapia muy seria y profesional, reestructurar su nueva relación, en no pocos casos es conveniente y los más es hasta recomendable un cambio de entorno geográfico.
VARIABLES en la INFIDELIDAD como: Drogas, Alcoholismo, Violencia Física o Psicológica extrema.
En estos casos, lo urgente y recomendable será primero la asesoría legal, en un segundo la psicológica y tercero de ser creyente la religiosa, que le dará los argumentos morales para el manejo social de esta crisis.
Cuando se presentan estas variables, la posibilidad de regeneración de la vida conyugal estable y viable, sin bien no imposible de lograrse, es muy escaso el porcentaje y se cae en el peligro que la desestabilización para el resto del entorno familiar pueda ser aún más caótica.
INTERDISCIPLINARIEDAD NECESARIA PARA DAR VIABILIDAD AL “PERDÓN”
Por esto y allende desde el punto de vista social, lo recomendable en relación al perdón sobre una infidelidad, es analizar con mucho cuidado y asesorarse de un profesional de las ciencias sociales (antropología, sociología, etnología, psicología social) que pueda hacer un ejercicio de percepción social en la misma familia y su entorno, así como un plano prospectivo y genere alternativas de viabilidad para cada uno de los esposos afectados y sus respectivos círculos sociales.
El Psiquiatra o Psicólogo que esté llevando la terapia, podrá apoyarse además y una vez determinado el entorno etnográfico y etnohistórico de la conflictiva de esa familia, en un trabajador social y un psicopedagogo que coadyuven en la reeducación de los hábitos y costumbres de ese grupo y se le generan mejores alternativas, desde un conocimiento pleno de su cultura familiar, idiosincrasia, valores morales, religiosos, nivel socioeconómico etc.
Comments