En nuestra labor como investigadores hemos observado que los celos en la pareja se presentan por la frialdad producida por la misma rutina diaria, la cual hace pensar a los involucrados que puede existir un distanciamiento irregular y la intromisión de una tercera persona en su relación.
Podemos definir los celos como una sospecha o inquietud de que la persona amada cometa una infidelidad. En otras palabras, es una especie de lucha constante por el afecto del otro y un juego en el que, de una forma u otra, se van intercambiando sus roles. Es natural que todos los individuos sientan celos, pero la magnitud de ese sentimiento varía de acuerdo al tipo de relación que exista en cada pareja, así como de la comunicación y confianza que se fomenta en ellas.
Llegar al extremo de celos enfermizos es un reflejo de inseguridad personal y falta de autoestima, esto lo identificamos en individuos que viven paranoicos ante la idea de perder a su conyugue lo que los hace dudar de todo y de todos. Identificar si nuestra pareja sufre de este tipo de patología es importante pues con el paso del tiempo, nuestra integridad física y/o emocional puede verse seriamente afectada.
Hemos observado que la gente con menor número de actividades en su vida cotidiana, tiene más tiempo para formularse versiones sobre una actitud “sospechosa” que haya percibido en su pareja y es curioso cómo estas historias producto de la imaginación pueden desatar celos desmedidos. Durante mucho tiempo, 8 de cada 10 consultas que recibíamos relacionadas con infidelidad eran realizadas por mujeres, pues sus principales actividades eran en el hogar y al cuidado de los hijos, sin embargo, actualmente ese patrón se ha invertido pues los celos de los hombres se elevan ante los compañeros de oficina y jefes de sus esposas que ahora trabajan.
Es muy común encontrar situaciones en las que los hombres dudan de la fidelidad de sus esposas cuando ellas han encontrado un mejor ingreso o posición laboral que ellos y comienzan a especular sobre el tipo de relación que mantienen en sus oficinas. Lo cierto es que, sin importar el sexo, tanto los individuos que tienen contacto directo con un mayor número de personas, como aquellas que por su vocación deben salir de casa a deshoras para atender un asunto o incluso deben realizar constantes viajes de trabajo fuera de su ciudad, son las más celadas; tal es el caso de médicos, agentes de ventas, contadores públicos, maestros, abogados, entre otros.
En base a nuestra experiencia podemos afirmar que la conducta sospechosa que asumen algunas personas en el manejo de su teléfono celular y sus cuentas de correos electrónicos, es una de las principales señales de alerta a sus parejas para que sospeche de infidelidad. Sin embargo, hemos visto como en infinidad de casos, nuestro trabajo ha influido para corregir la inseguridad y la desconfianza hacia la pareja cuando comprobamos que no eran correctas las sospechas de infidelidad.
En conclusión, los celos enfermizos son una duda sobre la honestidad y la fidelidad del otro, que va cambiando la actitud de las personas, distanciándolas, robándoles su tranquilidad, haciéndolas más frías, en fin, destruyendo poco a poco los principios de convivencia de la pareja.
*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.
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