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Raúl Miranda

Autoafirmación y competencia en la pareja.


En el desarrollo de hombres y mujeres existe una etapa de la vida en que es fundamental para la constitución de una personalidad equilibrada, la autoafirmación a través de logros en el ámbito del trabajo, ya sea; profesional, técnico, académico o cualquier actividad socialmente sancionada de manera positiva.

Dependiendo del grupo social especifico dependerá la edad en donde este aspecto cobre relevancia, entre más tecnificadas o mayor preparación académica se requiera más tardíamente se presentará ésta en dicho grupo social, entre más elementales sean las tareas para incorporarse al trabajo productivo de una comunidad más jóvenes serán reconocidos como sujetos socialmente competentes.

En la medida que los roles de género se han homogeneizado y en muchos de los campos laborales es indistinto que lo realice ya sea un hombre o una mujer, situación que ha continuado a una situación social anterior, en donde cada género tenía actividades específicas dependiendo del mismo. Por ello ahora en el trabajo no sólo conviven hombres y mujeres, sino que comparten responsabilidades y por ello entran en competencia. Por otro lado, se ha documentado que la convivencia cotidiana es uno de los factores tal vez el más importante, para elegir pareja.

Así tenemos el crisol en donde se conjuga estos factores, un ámbito social permite y estimula el compartir responsabilidades, y por ello la posibilidad de la competencia. A esto le añadimos la convivencia facilita elegirse como pareja. Y siendo elegir pareja en la etapa productiva de la misma propicia un terreno fértil para el conflicto.

Cuando una pareja trabaja en áreas laborales diferentes hace más difícil una relación competitiva. Cuando al contrario la pareja trabaja en el mismo campo la tendencia al conflicto es mayor, la pareja vera invadido su espacio por la dinámica propia del terreno laboral, como por ejemplo la jerarquía, ya que la jerarquía laboral de cada uno se verá reflejada en su comportamiento dentro de la pareja. Otro factor es la remuneración económica ya sea que esta sea similar o exista una remuneración distinta de cada uno de los miembros de la pareja, otro factor es el reconocimiento del grupo social laboral que cada uno reciba del mismo.

Por otro lado, existen valores sociales o convenciones sociales familiares que cada uno de ellos lleva al ámbito de la pareja. Así en lo que se ha llamado el contrato implícito, existen una serie de expectativas aprendidas a partir de las costumbres sociales y familiares. En donde también pueden designarse tareas específicas de género, tareas distintas para hombres y para mujeres; que cuando existe homogeneidad de los mismos existe un entendimiento y compromiso implícito, o en el asunto del ingreso financiero, tradicionalmente el hombre llevaba solo la responsabilidad del presupuesto familiar y a la mujer le correspondía administrarlo; como resultado de la mayor incorporación de la mujer al campo laboral ahora también la mujer es financieramente productiva en ocasiones con mayor éxito que su pareja, trayendo un trabajo emocional de ambos para adaptarse a esta nueva situación.

Las condiciones laborales son dinámicas de manera que es esperable que tengan cambios a lo largo del tiempo, generalmente los jóvenes esperan un crecimiento personal en esta área laboral, sin embargo, existen tantas variables que nunca puede predecirse con exactitud el futuro de cada persona así una persona puede tener un desarrollo inicial rápido y dejar atrás a su pareja y después venir un declive o tropiezo determina do por cambios imprevistos o circunstancias externas. Provocando un estancamiento o desarrollo menos favorable y las consiguientes desilusiones tanto propias como de la pareja. Si uno de los miembros de la pareja se desarrolla mucho más que el otro puede existir una sensación de inseguridad por uno y actitudes de devaluación de parte del otro.

La pareja como tal podemos ver que inicia en un tiempo determinado y de ahí se tejen expectativas de progreso y ofrecimiento al seno de la pareja, que sería el hacer concretos los sueños o planes de juventud; que, si se cumplen con el tiempo, trajeran sensaciones de satisfacción y felicidad y gratitud con la pareja. Todo lo contrario, si estas metas no se logran traerá sentimientos de resentimiento, frustración, enojo e infelicidad al seno de la pareja mismos que pueden dar al traste con la pareja misma y ser los factores de ruptura y separación de la misma.

Otros factores no menos importantes son los factores del carácter personal de cada componente de la pareja, entre mayor estabilidad de la misma, mayor auto aceptación de sí mismo y su circunstancia, mayor estabilidad y firmeza para enfrentar las dificultades que se le presenten en la vida, mayor posibilidad de cooperación, apoyo solidaridad se dará a la pareja. Por el contrario entre más inestable, carente emocionalmente aun cuando sea muy competente laboralmente, ante una mayor fragilidad de la autoestima, mayor será la dificultad de enfrentar crisis y problemas de la vida cotidiana, tendiendo a una actitud más egoísta, viendo solo por el bienestar personal, siendo incapaz de ser generoso solidario o cooperador tanto en el ámbito laboral como el seno de la pareja.

En situaciones de extrema sicopatología hablamos de envidia, y ya no solo de falta de cooperación y actitud solidaria sino de conductas y actitudes, destructivas con la pareja la familia y consigo mismo. En estas patologías encontramos problemáticas tan severas que las personas requieren de la pareja para someterla a agresión constante ya sea física o verbal ya que la constatación de que la pareja está mal, posibilita a esta pareja enferma sentirse bien. Así encontramos que la pareja puede incluso traicionar o ser factor para que a la pareja le vaya mal o fracase en el ámbito laboral. Otro factor de agresión es el miedo al abandono, se considera que si la pareja progresa laboralmente no tendrá motivos para mantener esta relación de pareja. Así se hace todo lo necesario para propiciar el fracaso de la pareja. Muchos de los que consideramos trastornos emocionales psicológicos o psiquiátricos in fluyen de forma determinante en la cooperación y apoyo tanto laboral como al seno de la pareja. Como las adicciones, la conducta violenta, los celos patológicos, la envidia y los patrones de conducta autodestructivos aprendidos o adquiridos en el seno familiar y a lo largo de la vida.


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