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Jeanette Rafer

Amor y odio en la relación de pareja.


¿Podemos plantear que se ama sin sufrir? Hay momentos que al estar enamorados se sabe que el otro es alguien que nos daña; o se siente un bajón en el deseo, o desencanto ante la ausencia de una caricia que no llega… Aparecen dudas, inseguridades y miedos que se toleran por amor, incluso en aquellos que se consideran estar bien integrados en su relación de pareja.

El amor es múltiple, lleno de sensaciones y vivencias, es un conjunto de variables que se entrelazan de manera compleja. Difícil de explicar más no de sentir, se le ponen vocablos tales como: pasión, ternura, amistad, erotismo, apego, enamoramiento, simpatía, afecto, compasión y muchas más que no ayudan a precisar lo qué es el amor. Así para un amor es pasión, para otra amistad y para algunos es compasión con entrega total… Ante este panorama podemos entender que cuando esas múltiples emociones puestas en el otro no se llegan a concretar se genere otra emoción violenta, destructiva como el odio, amor que duele. Amor que duele por múltiples factores tales como lo señala Walter Riso:

“Pérdida o abandono: no soporto la soledad. Necesidad de aprobación y perfeccionismo: necesito ser amado para afirmarme. Inamabilidad y dependencia: si me amaran, yo sabría que soy valiosos y me sentiría protegido. Personalidad histriónica: no puedo vivir sin amor y sin que me adulen”

Esquemas psicológicos dados por experiencias afectivas previas e infantiles determinan la manera de relacionarnos amorosamente. Así, el comprender y aceptar las necesidades, las expectativas del otro, en la medida que no dañe física o psicológicamente es parte del proceso de vivir en pareja.

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