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Roberto Stevenson

¡Adiós a la culpa!



¿Quién creó el sexo? El placer erótico surgió de la mente brillante, creativa y sabia del Dios Santo; Él creó el sexo para nuestro placer. Aunque ha habido un mal uso de nuestra sensualidad, no cambia el concepto, es un maravilloso regalo de nuestro Hacedor.

La mente religiosa que ha declarado que el sexo es solo para la procreación y el placer sexual es malvado, se equivoca desconociendo las escrituras. Teológicamente, ¿Cuál es la finalidad de la sexualidad humana? Su función primordial es unir a las parejas “por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne”. Es para gozo mutuo, “porque mejores son tus amores que el vino”.

Es para promover felicidad y evitar inmoralidad “pues la voluntad de Dios es que se aparten de la fornicación, que cada uno sepa tener su propia esposa en santidad y en honor”. Y es para procreación, que bendición es para el varón engendrar con la mujer que ama y para ella concebir una vida distinta de la suya y cargarle 39-40 semanas en su vientre.

¿Qué tal estas instrucciones para el joven casado? “Sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud, como sierva amada y graciosa gacela sus pechos te satisfagan en todo tiempo y en su amor recréate siempre”. La esposa así describe a su esposo en el libro de Cantares, “Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre bases de oro fino, su aspecto como Líbano, su paladar dulcísimo y todo él codiciable, tal es mi amado tal es mi amigo”. Pablo exhorta a las parejas “no se nieguen el uno al otro” y “el esposo cumpla con la mujer el deber conyugal”.

El autor del libro de los Hebreos hizo un contraste entre la bendición del sexo en el matrimonio y la conducta pecaminosa, “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho (en griego “coito”) sin mancha, pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. En el consejo pastoral, algunas parejas preguntan: ¿Cuál debe de ser la frecuencia de la intimidad? ¡Qué pregunta tan difícil! Siendo jóvenes y sanos podrían todos los días, obviamente con la edad y las circunstancias de la vida se va disminuyendo. Pero la Biblia si marca que durante los días de menstruación no deberían tener relaciones, pero como han dicho varias mujeres eso no excluye caricias y no justifica actitudes de desprecio de parte del hombre.

Aunque no sea popular Dios ha enfatizado en su palabra que la relación sexual es dentro del matrimonio y entre un hombre y una mujer.

El deseo sexual es como el fuego. En la estufa o en el fogón, es muy útil, pero si sale y prende las cortinas es dañina. El sexo como todas las cosas maravillosas que el Señor hizo, tiene el propósito de ser administrado, disciplinado y sujeto a su voluntad.

¡Doy gracias a Dios por el sexo!

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