Es muy común que algunos padres lleguen a consulta referidos por la psicóloga de la escuela producto de alguna anomalía (por decirlo de alguna manera) que observan en el desempeño de sus hijos (falta de límites, no pone atención, no sigue instrucciones, se distrae constantemente, etcétera).
Al explorar un poco nos damos cuenta que en muchos de los casos encontramos que el problema radica en la manera en que los padres vienen haciendo ejercicio de su función.
Es decir, hay quienes caen en un estilo permisivo delegando su responsabilidad a los abuelos u otras figuras que participan en la educación de sus hijos, son complacientes con ellos, los respetan, pero no son respetados por sus hijos, le permiten expresar sus emociones, pero no los orientan, ni los retroalimentan. Para disciplinarlos son permisivos, ceden a veces por hartazgo y en otras por no tener argumentos, llegan a ser sobre protectores y manipuladores. Otros padres caen en una postura más autoritaria, teniendo una actitud controladora, de exigencia hacia sus hijos, les exigen respeto, pero no los respetan y desde ahí terminan reprimiendo sus emociones; les gritan, los critican y en muchos casos les pegan.
No pretendo ser crítico ante estos estilos que en mi experiencia son los más frecuentes, al contrario pretendo ofrecer algunas herramientas que de manera sencilla y práctica orienten a aquellos padres y madres que día a día se sienten frustrados, desesperados porque sus hijos no les obedecen, no hacen las tareas, tienen malas calificaciones, no quieren bañarse y/o se sienten cuestionados y culpables porque sienten que lo han castigado en exceso, lo están sobreprotegiendo, no le han dado suficiente tiempo y atención ¡…y un laaaaargo etcétera!
Sin que parezca una receta de cocina a continuación buscaré brindarte a ti papá o mamá 10 acciones que resulten un facilitador para el ejercicio de tu función de padre o madre:
1.- Aprende a respetar sus decisiones, por más difícil que te parezca en la medida que les des la oportunidad de hacerlo en algunas áreas y acorde a su edad, les permitirás ir aprendiendo de sus errores y facilitas el que en un futuro sean más seguros e independientes. Conforme vayan creciendo los podrás ayudar a mejorar su propia toma de decisiones, pero hasta ahí podrá llegar tu intervención.
2.- Ábrete a nuevas líneas de formación. Trata de dejar atrás aquellas ideas preconcebidas que tienes sobre lo que un niño puede, debe o no hacer, ya que seguramente estará influenciado por las creencias de familiares o tus mismos padres, es más provechoso darte la oportunidad de conocer a tu hijo y reconocer sus propias habilidades y capacidades.
3.- Evita caer en premios y castigos, desde mi experiencia sólo le enseñas a responder a un estímulo; enséñale a tomar decisiones asumiendo el riesgo y la responsabilidad de sus consecuencias, la clave será actuar de acuerdo a la gravedad de la falta cometida. Lo previo no sólo les ayuda a hacerse responsables de sus decisiones, sino también les ayuda a ser empáticos cuando lastimaron a algún coetáneo en un juego y más adelante a ser adultos maduros emocionalmente.
4.- Conviértete en figura de autoridad para tus hijos, esto lo puedes lograr favoreciendo el respeto mutuo, permitiendo que exprese sus emociones sin olvidar retroalimentarlo y guiarlo, pon el ejemplo, asume tu rol como padre o madre.
5.- Busca continuamente apoyar a tus hijos, orientarlos, enseñarles y evita resolverles las cosas que no pueden hacer por sí mismos o darles la respuesta, criticarlos y retarlos.
6.- Exprésales tu cariño y el amor que sientes por ellos a través de un abrazo, un beso o una caricia constante; son expresiones que todos los seres humanos necesitamos. El que tus padres no lo hayan hecho no quiere decir que tú no lo puedas hacer o bien el que seas hombre no es impedimento para que seas tierno con tu hijo, ya quedaron atrás viejos paradigmas en donde el expresar afecto como hombre lo hace menos hombre.
7.- Involúcrate en sus sueños, en sus juegos, en las cosas que les ocurren día a día. Busca momentos que sean exclusivos de ellos, los harás sentir especiales y únicos. A la par te permitirá llevar a cabo los puntos que he venido mencionando de manera directa.
8.- Aporta a su rendimiento escolar. Supervisa sus tareas, revisa que las esté haciendo bien, que tipo de ayuda requiere; enséñale a buscar información, a pensar, a desarrollar el gusto y la curiosidad de investigar.
9.- Apoya las decisiones de tu pareja, es nodal que los padres eviten discutir frente a los hijos y más aún que entre ellos se devalúen, se insulten, se griten. Hablarse con respeto, tratarse con amor y llevar una relación llena de afecto, les transmite seguridad.
10.- Enséñales la importancia que tiene el evitar hacer juicios de valor sobre sí mismos; que se acepte así mismo y que aprenda a ver lo positivo de los demás y el impacto que puede tener en su autoestima; ayúdalos a construir una autoestima sana.
A manera de conclusión les puedo compartir que existen estudios en los cuales se ha encontrado que existe una correlación entre las fallas en la Función Paterna y las pautas de crianza con una serie de síntomas en los que destaca el bajo rendimiento escolar, dificultades en la comunicación, hostilidad, depresión y conductas transgresoras. De ahí la importancia de hacer un buen papel en la educación de nuestros hijos.
¡Muchas felicidades a todas las madres en su día! ¡En especial a aquellas que son madre y padre a la vez!
"Los padres influimos, pero no determinamos el futuro de nuestros hijos"
Vidal Schmill
*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.
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